Diversidad e inclusión

¿Qué es la brecha salarial de género y cómo resolverla?

4/3/2024

¿Qué es la brecha salarial de género y cómo resolverla?

En la nota se aclara el concepto, que muchas veces es tergiversado, y se presentan algunos lineamientos principales de la investigación de la Premio Nobel Claudia Goldin.

Según ONU Mujeres, "la brecha salarial de género es el porcentaje resultante de dividir dos cantidades: la diferencia entre el salario de los hombres y las mujeres, dividida entre el salario de los hombres". Las causas son diversas: las mujeres tienen empleos a tiempo parcial, peores empleos, trabajos socialmente menos valorados, negocian menos su salario, y además existe la ignorancia de los empleadores sobre esta problemática.

En el mercado de trabajo existen tres brechas: participación (participación de mujeres en el total de empleo), promoción (participación de mujeres en la cima de la pirámide de categorías/escalafones) e ingresos (salarios).

En Argentina, según el INDEC, los perceptores varones tuvieron un ingreso promedio de $ 161.252, mientras que el de las mujeres fue de $ 116.584.

El año pasado, Claudia Goldin, economista y académica estadounidense, ganó el Premio Nobel por sus estudios sobre la brecha salarial de género. Goldin documentó algunos hallazgos que ya están establecidos, como que las mujeres participan menos en el mercado laboral, que cuando lo hacen trabajan menos horas y en ocupaciones peor remuneradas, que se enfrentan a techos de cristal y, como consecuencia, tienen salarios más bajos que los hombres. La investigadora de Harvard llegó a conclusiones como la de que el aumento en la participación laboral de las mujeres en el siglo XX no es una consecuencia directa del desarrollo económico, como afirmaba la mayoría de los economistas, sino que la evolución a largo plazo de la participación laboral femenina sigue un patrón en forma de 'U'. El paso de la agricultura a la industrialización en los Estados Unidos llevó a una caída drástica en la participación de las mujeres en el mercado laboral durante el siglo XIX, para luego retomar un sendero de crecimiento marcado por cambios en la estructura económica y avances tecnológicos. Estos cambios fueron el paso a una economía basada en servicios, la ampliación de la educación y la píldora anticonceptiva.

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(Fuente: CEDLAS)

Sin embargo, a pesar de estos avances, las brechas de género en el mercado laboral aún persisten. ¿Por qué ocurre esto? En un artículo de 2010 con Lawrence Katz y Marianne Bertrand, Goldin mostró que, en el momento de la formación de una familia, son las mujeres las que ajustan sus roles en el mercado laboral para sostener la crianza de los hijos. También mostró cómo las normas sociales y la penalidad salarial al trabajo flexible son claves para entender las brechas actuales. Señala que los trabajos bien remunerados son muy poco flexibles y por lo tanto difíciles de conciliar con el cuidado de los hijos. Es ahí donde se encuentra la llave para cerrar las brechas de género. Sostiene que la igualdad en el mercado laboral se podría alcanzar si se cambiara la estructura de los empleos y las remuneraciones de modo tal de no premiar las jornadas largas o el trabajo en horarios específicos (vespertinos, por ejemplo).

Otra de las soluciones es que los varones inviertan más tiempo en la paternidad. En una entrevista a elDiario.es, Claudia Goldin dijo a los varones: "Sugiero que deben asumir su parte en los hogares para reducir la carga de las mujeres. Y, algo más importante, sugiero que los hombres deben decirles a sus empresas que no quieren perderse el partido de fútbol de los domingos de su hija o el concierto de sus hijos del sábado por la tarde. Cuando los hombres se pongan firmes con eso, sus empleadores encontrarán otra forma de gestionar sus empresas que asume que los trabajadores deben tener horarios racionales".

Es importante destacar, igualmente, que no se trata de una solución en términos individuales sino sociales y económicos y, sobre todo, de políticas públicas, que mantengan una perspectiva de género para resolver un problema que no es ideológico e imaginario, sino económico y real.