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Premios Persona: Tecpetrol - "Simuladores: Estrategia para desarrollar Business Acumen"
2/12/2020
La empresa descubrió que la mejor forma de llevar adelante el aprendizaje activo es a través de simuladores, y que el mismo no se limita a ser la transferencia de conocimiento de un tema, sino a lograr el desarrollo de una competencia: business acumen.
¿Cuál era el problema que deseaban solucionar?
Tecpetrol tiene como prioridad consolidar su crecimiento mediante la formación de recursos humanos calificados, comprometidos y con amplia experiencia en los distintos negocios en los que opera.
Como parte del Grupo Techint, desde hace más de 35 años, la empresa cuenta con un programa de jóvenes profesionales, que ha sido la puerta de entrada de muchos directivos de Tecpetrol. De hecho, casi el 50% de nuestros gerentes y directores ha pasado por este programa, que mantiene su vigencia con una retención a 5 años del 63%.
Para capacitar a sus colaboradores, la compañía posee su propia universidad corporativa. En ese marco, la Tecpetrol University Induction Camp (TUIC) es un programa específico de un mes de inducción para los jóvenes profesionales -común a todas las regiones en las que se encuentra la empresa-, que tiene la premisa de que los colaboradores de todas las áreas comprendan el negocio central, el núcleo de sus operaciones, y las decisiones y desafíos cotidianos a los que se enfrentan quienes trabajan en la compañía.
Transcurridas varias ediciones de la TUIC, con evaluaciones sumamente positivas, quisimos innovar en el formato y proponer un giro en el aprendizaje, en línea con las nuevas herramientas que ofrecen los avances tecnológicos, y con fuerte foco en que los participantes incorporaran en su trabajo los contenidos técnicos aprendidos en el programa.
Descripción del proyecto
A partir de allí, comenzamos a pensar en disminuir la carga de clases técnicas y reemplazarlas por e learnings, entendiendo que la autoadministración de lectura para una generación de nativo-digitales permitiría una mejor asimilación de los contenidos y que, a su vez, estas herramientas nos permitirían evaluar de una mejor manera el nivel de aprendizaje.
Arribamos así al Active Learning (aprendizaje activo), metodología que se sustenta en la idea de que se aprende mucho más de lo que se hace que de lo que se escucha.
A partir de distintas investigaciones, descubrimos que la mejor forma de llevar adelante el aprendizaje activo es a través de simuladores, y que el aprendizaje brindado por esta metodología de enseñanza no se limita a ser la transferencia de conocimiento de un tema, sino a lograr el desarrollo de una competencia: business acumen. En términos coloquiales, business acumen es la competencia que brinda agudeza y entendimiento rápido para lidiar con situaciones de negocio, conociendo perfectamente el impacto de las mismas en los resultados claves. Desarrollar esta competencia permite alinear el trabajo diario de cada colaborador en una misma dirección, potenciar su desempeño y lograr resultados sorprendentes a nivel de toda la compañía en su conjunto.
Tecpetrol University tomó el liderazgo del proyecto. Para trabajar sobre el eje académico, se recurrió a expertos de la industria del petróleo y generalistas, con el fin de asegurar un producto sólido en ambos criterios; para el eje tecnológico, se buscaron consultoras externas especializadas en active learning y en desarrollo de simuladores y, finalmente, para el eje operacional-técnico, se acudió a un equipo de expertos de Tecpetrol de las áreas core del negocio.
En términos de arquitectura, el simulador se apoya en cuatro pilares, que son los tipos de decisiones y determinaciones que cada equipo deberá llevar adelante en cada etapa del juego. La arquitectura fue lo que más tiempo insumió en el proceso de diseño del simulador y, al mismo tiempo, el aspecto más crítico desde el punto de vista académico.
El simulador fue desarrollado para yacimientos del tipo convencional, con base en un modelo de curva declinatoria de pozo tipo, afectado por diversas variables según las reglas empíricas utilizadas típicamente en la industria. El Business Case adoptado, lo que en definitiva constituye aquello que los participantes deben definir y plasmar en el juego, responde a la realización del estudio de un yacimiento con pronóstico de desarrollo (Full Asset Development Plan).
Previo al juego, los participantes reciben un documento con toda la información técnica necesaria, a fin de disminuir el tiempo de preparación del inicio del juego. Este documento fue escrito siguiendo el formato del método del caso de la Universidad de Harvard.
Además, para asegurar la robustez del modelo desde la dimensión técnica y académica, se desarrolló la teaching note de cada uno de los nodos decisionales, detallando el objetivo académico de cada nodo, los desafíos y errores esperables, la táctica de coaching por equipo, y los ítems claves a ser reforzados en el cierre de la actividad. Este documento fue de mucha utilidad, no sólo para el desarrollo de la actividad desde el punto de vista académico, sino también para ayudar a encaminar el contenido técnico a considerar en la programación del simulador.
Por cada ronda, y una vez que los equipos de jugadores confirman sus decisiones y “cierran” el business case, el simulador recalcula y proyecta a 30 años la evolución de desarrollo del campo, permitiendo obtener información técnica, productiva, económica y financiera como resultado de sus decisiones y, finalmente, las dos variables que determinan el éxito del desarrollo y son consideradas para comparar los resultados entre equipos en una modalidad pura de competencia: VAN (valor actual neto) y TIR (tasa interno de retorno).
Es importante destacar que las decisiones a tomar no se presentan en un orden secuencial, sino que están sujetas al albedrío de cada equipo. Y este aspecto es fundamental desde el punto de vista de estrategia de equipo inter-área para la industria de Oil & Gas.
La mirada integral entre las decisiones simultáneas y correlacionadas de las distintas etapas del desarrollo es vital para que se comprenda el impacto de las decisiones entre sí y en el resultado global. Uno de los grandes logros fue plasmar esta dinámica en el simulador.
Para desarrollar los modelos de cálculo se tuvieron en cuenta reglas empíricas de la industria, CapEx teóricos de perforación, terminación, facilities y OpEx (fijos y variables), en base a las alternativas seleccionadas y a la evolución de la producción.
Como herramienta académica, se incorporó al simulador un registro de decisiones llamado Bitácora, en el cual cada equipo debe ir volcando la justificación de las mismas. El objetivo que persigue esta herramienta es asegurar y profundizar la racionalización en la toma de decisiones, su anclaje técnico y, finalmente, permitir evaluar la ruta transitada al final del juego, identificando las lecciones clave aprendidas.
Antes de lanzar formalmente el simulador, se realizó una prueba piloto para detectar y corregir algunos bugs propios de este tipo de proyectos. La actividad de prueba se realizó con jóvenes que habían participado anteriormente en TUIC y que demostraron una performance destacada. Ellos valoraron muy positivamente la herramienta y alentaron su aplicación en el programa.
La primera edición se llevó a cabo en noviembre de 2018 y participaron 24 jóvenes profesionales, que fueron organizados en cinco equipos multidisciplinarios, con participantes provenientes de distintas áreas de la compañía. Los equipos contaban con asistencia específica (limitada) de los instructores y de los especialistas; además, al cierre de cada ronda, el instructor principal hacía un análisis global y brindaba recomendaciones genéricas a cada grupo.
Inicialmente, percibimos que, además del espíritu de competitividad por el mejor resultado de negocio, cada equipo buscaba permanentemente superarse a sí mismo. Descubrimos que este proceso virtuoso, además de demostrar la contracción con la mejora continua, era uno de los vectores más profundos del proceso de aprendizaje.
Resultados
Una vez finalizada la actividad, se hizo una encuesta para relevar la primera sensación de los participantes respecto del contenido aprendido, de su utilidad, y también sobre aspectos relacionados con el dinamismo de la actividad.
Por un lado, necesitábamos saber si el conocimiento previo había sido suficiente para llevar a cabo la actividad. El 90% de los participantes manifestó que poseía un muy buen conocimiento, lo que permitió concluir que los contendidos en e-learning y las dos semanas de capacitación técnica previas al simulador habían logrando su cometido. Respecto de los aspectos funcionales del simulador,
facilidad de uso e interpretación de resultados, el 100% consideró que eran adecuados, y el 95% lo consideró muy bueno. Con respecto a los aspectos más profundos sobre el aprendizaje, el 95% señaló que el simulador les resultó muy importante para integrar los conocimientos vistos en las primeras semanas, y el mismo porcentaje opinó que el aprendizaje a nivel global fue de muy bueno a excelente.
Siempre con orientación hacia la mejora continua, el equipo que trabajó en el diseño del simulador continuó reuniéndose para evaluar los cambios sugeridos por los participantes, la conveniencia de los mismos y su impacto académico y tecnológico. Este proceso se repitió con las ediciones posteriores, y de este modo se llegó a la versión actual del simulador.
Como conclusión general, podemos afirmar que el simulador es una herramienta contundente, que nos permite transmitir los conocimientos clave de nuestro negocio y la noción de business acumen a los profesionales de diferentes disciplinas, con la más alta efectividad que hayamos visto hasta este momento.
Además, algunos meses después de la TUIC, realizamos nuevas evaluaciones con la intención de comprobar en forma efectiva no sólo el nivel de conocimiento adquirido y retenido de la práctica de simulación, sino su aplicación efectiva en los puestos de trabajo de los profesionales, y la utilidad obtenida de la misma.
En esta instancia, incluimos la opinión de los jefes de los participantes del programa, con el fin de identificar en términos reales si el aprendizaje y desarrollo de la competencia business acumen impactaba considerablemente en el desempeño de los involucrados.
Así, el 70% de los participantes manifestó que su mayor aprendizaje fue lograr una mirada integral sobre un proyecto de desarrollo de un campo de producción de Oil & Gas. También, un 70% destacó que el mayor aprendizaje provino por parte de los errores (y su posterior corrección) que cometieron durante el juego con el simulador; mientras que un 73% colocó en el top de ranking a las decisiones técnicas y su impacto financiero como uno de los impulsores del aprendizaje. Estos últimos resultados en particular ponen de manifiesto la importancia del active learning (decisiones + errores) para el desarrollo de la competencia business acumen (impacto de decisiones).
Esto se vio reforzado por la opinión de los jefes: el 80% consideró que el nivel de conocimiento de los participantes sobre las operaciones centrales de la empresa es medio y alto. En lo que respecta a la utilidad del aprendizaje mediante el simulador, tanto el 80% de los jefes como el 95% de los participantes la consideraron en un nivel entre medio y muy alto.
Profundizando en dicha utilidad, el 76% de los participantes coincidió en que el aprendizaje con el simulador les sirvió principalmente para comprender las decisiones gerenciales y técnicas del negocio, y el 54% para relacionarse mejor con las áreas técnicas del negocio.
Finalmente, el 80% de los jefes opinaron que la actividad de simulación provocó un impacto superior al promedio en el desempeño integral de los participantes.
A dos años de realizada la actividad, los indicadores posicionan al simulador como una de las capacitaciones de mayor impacto que se consiguió en todas las realizadas en la historia de Tecpetrol.
El aprendizaje más importante que nos dejó este ciclo en RRHH fue el de aprender a innovar: innovación aplicada a las prácticas de capacitación y desarrollo de nuestros recursos humanos.
La secuela fue el desarrollo de un nuevo simulador, esta vez para trabajar sobre áreas no convencionales, emulando a nuestro yacimiento shale gas Fortín de Piedra, en Vaca Muerta, que fue desarrollado en un tiempo récord de tres meses, aprovechando los aprendizajes del primer simulador y con resultados comparables.
Actualmente, estamos trabajando para utilizar los simuladores en otros perfiles y niveles de la organización, trascendiendo de este modo las fronteras del programa de inducción de jóvenes profesionales.
Sin duda, el know how que nos dejó este proyecto nos permitirá ir abriendo nuevos horizontes en el desarrollo del talento de Tecpetrol.