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El lado B de las vacaciones: ¿Por qué son un dolor de cabeza para los líderes?

25/3/2025

El lado B de las vacaciones: ¿Por qué son un dolor de cabeza para los líderes?

Martin Quirós, Socio-Director de Quirós Consultores, desarrolla que, para un líder, la clave no está en desconectarse, sino en construir un negocio que funcione sin depender de su presencia.

Para la mayoría, las vacaciones son el momento más esperado del año, con su ecuación mágica: más descanso, más familia y menos trabajo. Sin embargo, para muchos empresarios, esta temporada es una fuente de estrés y frustración.

Por más que queramos desenchufarnos, el teléfono sigue siendo una extensión de nuestra mano. Decimos que no queremos que nos llamen, pero dejamos la puerta abierta: “avísenme sólo si es algo muy grave”. Revisamos correos a escondidas, preguntamos si todo está en orden y, si de verdad no encuentran razones para molestarnos, llamamos nosotros para asegurarnos de que “todo esté bien”. 

Estamos pendientes de la empresa mientras nuestros seres queridos quedan esperando una atención que nunca llega del todo. El resultado: miradas de enojo, reclamos silenciosos (o no tanto) y esa frase que pesa más que cualquier otra: “¿Alguna vez podrás desconectarte de verdad?”.

Así, lo que debería ser un tiempo para disfrutar se convierte en una extensión de nuestra jornada laboral. Y agravada: lidiamos no sólo con el estrés del negocio, sino también con el malestar de nuestra familia. Por eso volvemos al trabajo más cansados de lo que nos fuimos, convencidos de que desconectarnos por completo es un lujo imposible para quienes llevamos la responsabilidad de una empresa sobre los hombros.

Una oportunidad para crecer

¿Y si las vacaciones fueran una prueba para medir nuestra capacidad de liderazgo? ¿Y si en lugar de verlas como un obstáculo las utilizáramos como una herramienta para fortalecer nuestra empresa y nuestra relación con ella?

El verdadero desafío no es dejar de pensar en el negocio durante unos días, sino construir una empresa que no dependa de nuestra presencia para funcionar.

Para lograrlo, la clave está en la planificación. No se trata de “desaparecer” de un día para el otro, sino de preparar la empresa y el equipo para nuestra ausencia. El primer paso es delegar con confianza. Identificar quién puede asumir cada responsabilidad y asegurarnos de que los procesos estén claros para resolver problemas sin nuestra intervención.

Luego, habrá que comunicar las reglas del juego: reunir al equipo y definir cómo manejar imprevistos, quién toma decisiones y en qué casos debe contactarnos (o no). Por último, es importante probar con pasos pequeños. Empezar con una semana, luego dos y así gradualmente hasta que la empresa funcione sin nuestra presencia durante períodos más largos.

Construyendo independencia

Este enfoque no solo nos beneficia a nosotros, sino también a nuestro equipo. Al delegar y confiar en ellos, les damos la oportunidad de crecer, tomar decisiones y sentir que son parte fundamental de la organización. Esto genera compromiso, motivación y un mayor sentido de responsabilidad.

Para nosotros, como líderes, representa una transformación. Nos permite reconectar con nuestra familia, recuperar energía y, sobre todo, descubrir que nuestra verdadera labor no es hacer todo, sino asegurarnos de que todo funcione bien, incluso cuando no estamos.

Un líder no se mide por lo imprescindible que es, sino por lo bien que su organización prospera en su ausencia. Las vacaciones pueden ser claves para construir una empresa más fuerte y una vida más equilibrada.

El verano todavía no terminó… ¿Se animan a transformar sus vacaciones en una oportunidad para crecer como líderes y como personas?