Capacitación
Las preguntas del coach: autoconocimiento y transformación
18/3/2025

Laura Carini, María Fernanda Ponce y Marisa Di Biasio Díaz comparten su mirada sobre la formulación de preguntas en el coaching y su impacto en el desarrollo personal y profesional.
Las preguntas son la herramienta fundamental de un coach. Antes que ofrecer respuestas o soluciones, su rol consiste en formular interrogantes que desafíen al coachee, lo ayuden a reflexionar y a descubrir nuevas perspectivas. No todas las preguntas generan el mismo impacto, y es fundamental la oportunidad de cada una de ellas según el momento del proceso. En esta nota, exploramos qué hace que una pregunta sea poderosa en el coaching, de acuerdo con la experiencia de tres profesionales en el área.
Laura Carini, Coach Ontológico y Coach Talentum, llama la atención sobre el inicio con el ‘acuerdo de coaching’, en el que se establecen las metas y la forma de medir los avances, entre otras cuestiones. Al empezar la sesión, un ejercicio de centramiento ayuda a fomentar la conexión coach-coachee, el registro corporal y la atención. Es entonces cuando surgen las preguntas. “La calidad de las preguntas depende de la escucha profunda y de la capacidad del coach de sostener el silencio. Dar espacio para que emerja lo importante es clave para permitir un proceso transformador. ¿para qué estás en esta situación? ¿Qué es lo realmente importante en esto?, propone. ¿Qué tienen que producir estas preguntas? Son muchas las funciones: “para fomentar la visión apreciativa una clave es ‘¿qué aprendiste de todo esto?’; para identificar fortalezas y estados de flujo: ‘¿Cuándo te sentiste completamente pleno e inmerso en lo que estabas haciendo?; para explorar el diálogo interno y responsabilidad en sus resultados: ‘¿Qué impacto tiene ese pensamiento en tus acciones?’. Para abrir posibilidades con visión sistémica: ‘¿Qué opciones considerás y qué impacto tendría cada una en vos y en tu entorno? ¿Qué posibilidad aún no exploraste?. Para desafiar la historia o creencias: ‘¿Qué pasaría si observaras esto desde otra perspectiva?, ¿Qué sentirías en el lugar de..?’. Finalmente, para escuchar el cuerpo y las emociones: “¿Dónde sentís esto? ¿Qué te diría esta parte (hombro, espalda, pecho) si hablara? ¿En qué emoción estás-estabas cuando …?’ Las mejores preguntas son como escobas que barren la mente, traen paz y propósito”, sintetiza Carini.
Para María Fernanda Ponce, HR Consultant, Coach Ontológico y de Carrera y Co-Founder de Diversis, los coaches se especializan en las preguntas. Esto es porque “a través de indagar con curiosidad y atrevimiento, buscamos encontrar qué hay más allá de la historia que nos cuentan, cuál es la raíz o raíces del motivo de dolor de la historia, esa que genera un disconfort en el coachee y que por tanto busca y quiere cambiar”. Tan importante como preguntar, es escuchar y refrasear las respuestas: “Esta posibilidad de refrasear o remarcar las propias palabras del coachee genera un efecto escucha-espejo en el coachee quien, en su relato, puede entrar algunas veces en una ventana ciega, que bloquea la reflexión. El refraseo es una gran mirada sobre nuestras palabras”, explica. Otra capacidad del coach es la de hacer preguntas potentes, reflexivas, a veces incómodas o irreverentes: “Estas preguntas buscan que el coachee pueda habitar el “quiebre” o momento clave de su historia, esa que quiere cambiar. El silencio es uno de los mejores momentos luego de una pregunta potente, porque sabemos entonces que esa pregunta deriva en nuevo navegar. Estamos pudiendo ver el Iceberg de manera más amplia”. Destaca también el valor de las emociones en todo este proceso: “Una manera de traer el plano emocional en acción en una sesión es teniendo una conversación con la Emoción. En las sesiones es común que la persona reconozca cuál es la emoción detrás de la situación que se plantea, por ejemplo: ‘esto me tiene enojado conmigo mismo’; ‘estoy frustrado, siempre me pasa a mi’; o ‘me da miedo hacer esto’. Llegar al punto de verbalizar y conectar con la emoción que el coachee habita, es un gran camino que conecta la historia o punto de partida. Para acompañar el proceso del coachee, también es necesario trabajar en el plano emocional adecuado para sus objetivos”, aconseja.
Por su parte, Marisa Di Biasio Díaz, Executive & Career Coach y Bienestar Organizacional, las preguntas de un coach están enfocadas en cuatro ejes principales: los deseos, la motivación interna, las barreras y la conexión presente-futuro. “En relación con los deseos, las preguntas evocan la niñez, la infancia, los dones y talentos innatos, la esencia de la persona. Algunas de las preguntas que allí surgen por ejemplo son: Cuando eras pequeño, ¿cuáles eran tus pasatiempos preferidos? ¿Qué decías que te gustaría ser cuando fueras grande? ¿Te veías trabajando en alguna profesión puntual?”. En cuanto a la motivación interna, Di Biaso Díaz las define como “Eso que hacemos que nos hace vibrar”. Son aquellas acciones que nos salen naturalmente, tareas que cuando las ejecutamos perdemos la noción del tiempo, esas decisiones laborales que tomamos desde el corazón. En el tercer eje, las barreras son desafiadas por preguntas clave que hacen al coachee reflexionar sobre los condicionamientos, sobre qué hábitos le están impidiendo lograr sus metas y objetivos. “Existen obstáculos que el coachee cree que están en el afuera y, sin embargo, son sus propias creencias limitantes las que lo bloquean”, plantea. En cuanto a la conexión presente-futuro, aporta “la imprescindible transición hacia lo mejor que te podría suceder, si hacés los cambios y las transformaciones necesarias, para lograr plenitud y bienestar laboral. Todas las preguntas están orientadas al propósito y a la realización integral de las personas en su unicidad”, concluye.
Las preguntas en el coaching son mucho más que indagación: abren perspectivas, derriban creencias e iluminan lugares internos que quizás no hemos visto antes. Quizás no son preguntas para pedir respuestas sino para mantener la mente abierta en un proceso de desarrollo y crecimiento.